El miedo es un sentimiento que me ha acompañado durante el confinamiento. La situación de emergencia repentina, el siempre creciente número de personas afectadas y muertes, el caos en los hospitales y la falta de liderazgo del gobierno ha creado un profundo sentimiento de inseguridad que no había sentido nunca antes.
Esto me llevó a un aislamiento casi total del mundo desconectando completamente de las redes sociales y limitando mis contactos estrictamente a familia y amigos muy íntimos.
Aunque todas las células de mi cuerpo me pedían esto, no fue fácil tomar esta decisión, ya que significó abandonar la imagen idealizada de quien debía ser para aceptar quien realmente soy. En cambio, sí fue un ejercicio muy interesante. ¿Era el coraje uno de mis valores centrales como siempre había creído? ¿Estaba contribuyendo al mundo cuando el mundo más lo necesitaba? ¿Estaba ayudando a aliviar el sufrimiento de otros como siempre me había dicho a mí misma que tenía que hacer?
Pues bien, inicialmente sentí que no estaba haciendo nada de esto. Y sentí decepción.
Para lidiar con mi decepción decidí profundizar en el estudio de mis valores. Los valores que siempre había creído que me definían, ¿eran míos verdaderamente o heredados de familia y sociedad?. Empecé a leer algunos libros algunos libros, vi algunos videos (hambre mental) y escribí mucho en mi diario de meditación (hambre de corazón).
Esto me llevó a embarcarme en un ejercicio muy esclarecedor que me ayudó a pintar de diferentes colores los días durante el confinamiento. Se trataba de listar los valores que siempre creí que eran parte de mi invisible fuerza interior y establecer la intención cada día de vivir el día a través de las lentes de un valor. Observando y experimentando cómo cambiaba el día.
¡Qué perspectiva tan interesante!
Descubrí que muchas decisiones cambiaron el resultado por completo cuando se tomaron desde la perspectiva de los diferentes valores. A veces retandome a hacer las cosas de manera diferente. A veces invitándome a involucrar a todos mis sentidos para estar presente a pesar de la desgana. Y muchas veces haciéndome reflexionar sobre la verdadera razón que había detrás de lo que estaba haciendo. En otras palabras, este ejercicio me trajo directamente al momento presente. Y lejos del miedo.
Una de las áreas que estuvo más influenciada por este ejercicio fue en el aspecto de la comida y la ansiedad por comer que he sentido en algunos momentos durante el confinamiento. Vivir esta ansiedad desde el valor de la libertad, por ejemplo, cambió la experiencia por completo. Neutralizando a veces el deseo y a veces creando un hermoso espacio para la escucha interna y nutrir la verdadera necesidad detrás de la ansiedad por ese alimento. Creando una realidad completamente nueva.
Esto lo describe maravillosamente Viktor Frankl en su libro titulado «El hombre en busca de sentido».
“Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad”.
3 comentarios en “MIEDO & LIBERTAD – Las dos caras de la misma moneda”
Hola Cuca!!
Muchísimas gracias por esta reflexión, es realmente curiosa la relación entre miedo y libertad.
Y leer otras personas que pasan por situaciones similares nos ayudan a muchos.
Y gracias por recordarme este maravilloso libro de Viktor Frankl
un abrazo
Verónica
Gracias Veronica por pararte en este humilde blog y tomarte el tiempo de apreciar lo que comparto. Es un gusto conocierte y coincidir contigo.
Desde que escribí el post, una de las cosas que estoy investigando en mi misma es la necesidad del miedo como propulsión para alcanzar la libertad. En mi caso, creo que, bien regulado, el miedo me impulsa a emprender. Y mira que he luchado años y años por no sentirlo.
En fin, todo un descubrimiento.
Espero que estés bien allá donde estés.
Un abrazo cibernético,
Cuca
Precioso post, querida Cuca. Honesto y bello. ¡Un millón de gracias por compartir!