Bienestar consciente

¿Arte & Mindful Eating? ¿qué tendrá que ver?

La semana pasada tuve la oportunidad de visitar la exposición de Renoir en Madrid titulada Intimidad en la que nos invitan a descubrir un Renoir que se servía de las sugerencias táctiles del volumen, materia o texturas como vehículo para plasmar la intimidad en sus diversas formas.

Mi interés inicial era puramente artístico y pasar un buen rato culturizandome con mis cuñadas.

Pero cual fué mi sorpresa cuando, nada más entrar, leí un texto introductorio en una pared que rezaba: «La intimidad es cercanía, que a menudo se expresa mediante el contacto físico, un abrazo por encima del hombro, el tacto de una mano». Y en otro muro de la exposición se podía leer el consejo de Renoir a su hijo Jean: «Tienes que protegerte la yema de los dedos; si la dejas al aire te arriesgas a perder parte del sentido del tacto y a privarte de grandes placeres en la vida». De hecho, en la última sala de la exposición nos invitaban a taparnos los ojos y apreciar una reproducción de una pintura de Renoir con el tacto exclusivamente, ayudándonos con un audio para interpretar las diferentes texturas en diferentes aspectos del cuadro.

Todo esto me llevó a conectar la importancia del tacto en nuestras vidas y como no, al hambre táctil, una de las 9 hambres que Jan Chozen Bays nos invita a explorar en su formación de Mindful Eating – Conscious Living (me-cl.com).

Jan habla del hambre de tacto y de la importancia del tacto en la comida, tomando como referencia a países que hoy en día comen con la mano (culturas asiáticas, africanas y latinoamericanas). Sin embargo, yo me quedo más con la necesidad de tacto como seres humanos que somos y la enorme carencia que padecemos hoy en día en nuestra sociedad. 97fb4a06151c50b0cc96c068ae7e4ff7-1

Siempre he sido una persona de abrazos, largos besos y mucha carantoña. Cuando mi madre murió, y yo por entonces no tenía pareja, sentí un pánico visceral pues ya no tenía a nadie a quien poder besar y abrazar libremente cuando se me antojase sin necesidad de explicación. Para mi, era una necesidad vital de la que el universo me privaba de golpe y porrazo.

Leer el artículo de Caroline Baerten sobre el hambre táctil me ayudó a entender: «El tacto, vínculo confortable e íntimo entre padres e hijo, es la forma más temprana de comunicación. El tacto hacia el bebé – seguridad, abrazos y caricias constantes – es esencial para que el niño pueda formar una sensación sentida del cuerpo. 
Un interesante estudio empírico sobre la relación entre la imagen corporal y la experiencia del tacto fue realizado por Gupta y Schork (1995, 2006). Observaron una relación directa entre los problemas actuales de la imagen corporal y la percepción de los individuos privados de cuidado táctil como abrazos y caricias. En otras palabras, existe una relación inversa entre la privación táctil y puntuaciones altas en la escala de delgadez». 

Si a esto le unimos la afirmación de Ashley Montagu (capítulo La mente de la piel. pp. 34-35) «Un ser humano puede vivir a pesar de ser ciego, sordo y carecer de los sentidos del gusto y el olfato, pero le es imposible sobrevivir sin las funciones que desempeña la piel. El tacto afecta a todo el organismo, así como a la cultura en medio de la cual éste vive y a los individuos con los que se pone en contacto», podremos comprender el porqué cada vez sentimos mayor hambre de tacto, que está íntimamente ligada con el hambre de corazón. Y por ende, podemos tender, inconscientemente, a compensar con la comida.

En este que llamamos primer mundo (???) vivimos en una sociedad en la que se supone cada vez estamos más conectados, sin embargo físicamente más desconectados. Internet, redes sociales, móviles, ordenadores, tabletas… constantemente sonando y alertando de un nuevo contacto. Y en muchos casos mostrando vidas ficticias. Sin embargo, según datos recogidos en la ‘Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud‘, España es el país europeo con la tasa más alta de síntomas depresivos en población de edad avanzada.

Lo cierto es que la tecnología nunca podrá darnos las de vitaminas A, B y C (Abrazos, Besos y Caricias) que necesitamos como seres humanos para alimentar nuestro corazón.

Como bien dice Jan en su libro «Comer Atentos: Guía para redescubrir tu relación con los alimentos«, el hambre que más prevalece en este nuestro primer mundo es el hambre de corazón. Y, ¿qué es lo que alimenta nuestro corazón? la intimidad. Para Renoir, una de las principales fuentes de intimidad es el tacto, para el resto de los comunes, permitidme añadir, también.

Un buen abrazo, un beso sentido, o una caricia inesperada son algunas de las principales demostraciones de afecto que podemos dar a nuestros semejantes, ya que tiene varios significados: amistad, cariño, dedicación, gratitud… y ejerce una clara influencia positiva tanto en la persona que lo recibe como en la que lo da.

Y si ese abrazo, beso y caricia nos lo damos a nosotros mismos en un momento de soledad, tristeza o sufrimiento, quizá podamos descubrir que a fin de cuentas no estamos tan solos. Dentro de nosotros siempre hay alguien pacientemente esperando a ser visto, reconocido y abrazado en la necesidad.

 

Referencias de artículos:

Madre Teresa de Calcuta – el mayor sufrimiento en los paises ricos es la soledad

Touch, the forgotten hunger: The role of touch in eating

RENOIR, TACTO Y CONTACTO. INTIMIDAD, EN EL MUSEO THYSSEN

Las caricias son tan necesarias como la comida o la bebida

4 comentarios en “¿Arte & Mindful Eating? ¿qué tendrá que ver?”

  1. Gracias por este artículo. Precisamente ayer tuve uno de esos momentos de intimidad conmigo, en la naturaleza, que voy descubriendo como el lugar que sana, donde se produce ese contacto intimo si lo permitimos o quizá si lo necesitamos mucho y ahí podemos encontrarnos. Esa caricia en un entorno natural siento que cobra todavía mucho más sentido y que hace más poderoso ese encuentro, le da raíz, profundidad.
    Acabo de encontrar su blog y estoy agradecida por ello.
    Un cordial abrazo

    1. Muchas gracias a ti Barbara por tus palabras y por tu sensibilidad. Espero poder seguir compartiendo mas descubrimientos y te pido también que te sientas con toda la libertad de compartir los tuyos, que nos ayudan a todos a crecer. Un saludo afectuoso, cuca

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