Bienestar consciente

Los Mitos de La Autocompasión

Los mitos de la Autocompasion

Adaptados a nuestra práctica de Alimentación Consciente.

Este Blog es un extracto del artículo de Kristin Neff sobre los 5 Mitos de la Autocompasión adaptados a nuestra práctica de Alimentación Consciente.

La mayoría de las personas no tienen ningún problema en ver la compasión como una cualidad encomiable. Parece referirse a una amalgama de cualidades incuestionablemente buenas: bondad, aceptación, amabilidad, ternura, benevolencia, comprensión, empatía, simpatía y sentimiento de compañerismo. Además de la voluntad de ayudar a otros seres sintientes, humanos o animales, en dificultades.

Pero parecemos menos seguros acerca de la autocompasión. Para muchos, lleva el tufillo de todos esos términos con una connotación mucho más egoica: auto-compadecerse, egoísmo, autocomplacencia, egocentrismo, “yo-me-mi-conmigo”.

Particularmente en occidente, donde tendemos a ser extremadamente duros con nosotros mismos, y perpetuar el sentimiento constante de no hacer lo suficiente. Y lo que es peor aún, de no ser suficiente.

Muchas personas en nuestra cultura dudan de los beneficios de la autocompasión, quizá porque no conocen el verdadero significado y mucho menos cómo practicarla.

El profesor Dr. Paul Gilbert, fundador de la Terapia Centrada en la Compasión, define la autocompasión como una sensibilidad al sufrimiento propio con el compromiso de tratar de aliviarlo y prevenirlo.

La autocompasión va más allá de aceptar nuestra experiencia tal como es, agregando algo más: abrazar al experimentador (es decir, a nosotros mismos) con calidez y ternura cuando nuestra experiencia es dolorosa

La autocompasión no es un proyecto de superación personal ni un ideal que estemos tratando de alcanzar. Tener autocompasión comienza y termina por tener compasión por todas esas partes no deseadas de nosotros mismos y las imperfecciones que ni siquiera queremos mirar.

Pema Chödrön

La autocompasión también incluye un elemento de sabiduría: el reconocimiento de nuestra humanidad compartida. Esto significa aceptar que, junto con el resto de los seres sintientes, somos individuos defectuosos e imperfectos. Esto suena muy obvio, pero es curiosa la facilidad con la que lo olvidamos. Caemos en la trampa de “suponer” que las cosas van a ir bien, y que algo hemos hecho mal cuando surge alguna dificultad.

La siempre creciente investigación demuestra que relacionarnos con nosotros mismos de una manera amable y cuidadosa es esencial para el bienestar emocional. No solo nos ayuda a evitar las consecuencias de la autocrítica severa (depresión, ansiedad y estrés), sino que también genera un enfoque más feliz y esperanzador de la vida. 

Más concretamente, la investigación demuestra que muchos de los mitos comunes sobre la autocompasión son falsos y que nos mantienen atrapados en la prisión de la autocrítica implacable.

Según Kristin Neff, hay cinco mitos principales:

  • La autocompasión es una forma de autocompadecerse
  • La autocompasión significa debilidad.
  • La autocompasión me hará complaciente
  • La autocompasión es narcisista
  • La autocompasión es egoísta

Exploremos en más detalle estos mitos, y veamos cómo se puede aplicar a nuestra práctica de alimentación consciente y aceptación corporal.

Mito 1 – La autocompasión es una forma de autocompadecerse

Uno de los mayores mitos de la práctica de la autocompasión es que va de sentir lástima por uno mismo. Esto no se debe a que la autocompasión nos permite desconectar de las cosas malas; de hecho, nos vuelve más predispuestos a aceptar, experimentar, y reconocer sentimientos difíciles con amabilidad, lo que paradójicamente nos ayuda a procesarlos y dejarlos ir más plenamente.

Cuando condimentamos nuestra práctica de alimentación consciente con autocompasión, podemos observar y estar presentes con lo que está generando el torbellino dentro de nosotros, percibiendo este torbellino como parte inevitable de la vida. Y no como si algo estuviera roto dentro de nosotros. La autocompasión nos da el coraje de ser comprensivos y pacientes con los aspectos de nuestra personalidad que no nos gustan. Y nos ayuda a romper la espiral descendente que se genera con el juicio.

Mito 2 – La autocompasión significa debilidad

La autocompasión es una de las fuentes más poderosas de afrontamiento y resiliencia disponibles para nosotros. Cuando pasamos por grandes crisis en la vida, la autocompasión parece marcar la diferencia en nuestra capacidad para sobrevivir e incluso prosperar.

Si nuestra relación con la comida es difícil, observar esto a través de la lente de la autocompasión nos puede ayudar a encontrar el coraje para acercarnos, comprender la raíz del sufrimiento y comprometernos con la intención de cuidarnos en el. 

En otras palabras, puede ayudarnos a desarrollar la sabiduría y las habilidades para estar presentes con la causa de nuestro sufrimiento de una manera segura y honesta. Nos puede ayudar a comprometernos con nuestros valores y el tipo de persona que queremos ser y cómo lograrlo. 

La compasión es el coraje de descender a la realidad de la experiencia humana

Dr. Paul Gilbert

En relación con la alimentación, la motivación compasiva implica aprovechar el deseo interno de reducir nuestro sufrimiento y actuar de manera que apoye nuestro bienestar.

Mito 3 – La autocompasión me hará complaciente

Quizás el mayor obstáculo para la autocompasión es la creencia de que socavará nuestra motivación para hacer las cosas que nos hacen bien. Hay una creencia de que si no nos criticamos, sucumbiremos automáticamente a las garras de la pereza.

La verdad es que, especialmente en los países occidentales, la mayoría de nosotros probablemente hemos crecido con una voz crítica demasiado estridente. En algunos casos, nos ha ayudado a lograr grandes resultados pero a un costo personal muy alto. En otros, esta voz nos ha impedido siquiera intentarlo.

Hay gran cantidad de investigación que demuestra claramente que la autocompasión es mucho más efectiva para la motivación personal que el autocastigo.

La voz amable que desarrollamos con la práctica de la autocompasión nos ayuda a mantener la confianza en nosotros mismos y a sentirnos apoyados emocionalmente. Nos ayuda a recuperarnos más rápido cuando tropezamos. Disminuye la evitación a situaciones difíciles. Nos previene de huir despavoridos propulsados por la vergüenza o la culpa. En otras palabras, nos ayuda a aprender de nuestros errores.

La autocompasión, lejos de ser una forma de evadir la responsabilidad personal, en realidad la fortalece.

Cuando podemos atravesar la lente distorsionada de autocrítica, entramos en contacto con otras voces ya existentes pero sin apenas volumen. Voces internas que se preocupan genuinamente por nuestro bienestar y quieren que tengamos salud y seamos felices. Esto proporciona el estímulo y el apoyo necesarios para ser resilientes. Nos ayuda a desarrollar una relación honesta y afectuosa con nosotros mismos.

Mito 4 – La autocompasión es narcisista

Una alta autoestima requiere sobresalir entre la multitud, ser especial y estar por encima del promedio. El deseo o la necesidad de vernos mejores que el promedio puede conducir a un comportamiento narcisista.

Pero la autocompasión es diferente de la autoestima. Aunque ambos están fuertemente vinculados al bienestar psicológico, la autoestima es una evaluación positiva de la valía personal, mientras que la autocompasión no es un juicio ni una evaluación. 

La autocompasión es una manera de relacionarnos con el panorama siempre cambiante de quiénes somos con amabilidad y aceptación, especialmente cuando fallamos o nos sentimos inadecuados. En otras palabras, la autoestima requiere sentirse mejor que los demás, mientras que la autocompasión requiere reconocer que compartimos la condición humana de imperfección.

La autoestima también es intrínsecamente frágil, y sube y baja según nuestro último éxito o fracaso. Pero la autocompasión siempre está ahí para nosotros, una fuente confiable de apoyo, sin importar el éxito o el fracaso. Esto sugiere que las personas autocompasivas son más capaces de permanecer emocionalmente estables, independientemente del grado de elogio o crítica que reciban de los demás. La autoestima, por el contrario, prospera sólo cuando las evaluaciones son buenas y puede conducir a tácticas evasivas cuando existe la posibilidad de enfrentar verdades desagradables sobre uno mismo.

Foto de Drop the Label Movement en Unsplash

Al extrapolar esto a nuestra práctica de alimentación consciente y la relación con nuestros cuerpos, con el tiempo y la práctica, dejamos de depender de la aprobación del mundo exterior y comenzamos a conectarnos con nuestra sabiduría interna. Desarrollamos una conexión íntima con nosotros mismos basada en el autocuidado en lugar de la tiranía de la autoimagen. Pasamos del objetivo de conseguir una determinada imagen a la intención de cuidarnos y de cuidar nuestro cuerpo, nuestro HOGAR.

Esto significa que no nos tienen que gustar todas las partes de nuestro cuerpo. Significa que podemos cuidar nuestro cuerpo como nuestro hogar, el contenedor de nuestro SER, independientemente de su aspecto exterior.

Mito 5 – La autocompasión es egoísta

Muchas personas desconfían de la autocompasión porque la confunden con el egoísmo. Sin embargo, cuando estamos absortos nuestra autocrítica, queda poco espacio para pensar en otra cosa que no sea lo inadecuados e inútiles que creemos que somos. De hecho, castigarnos a nosotros mismos puede ser una forma paradójica de egocentrismo. 

Cuando podemos ser amables y cariñosos con nosotros mismos, se satisfacen nuestras principales necesidades emocionales, lo que nos deja en una mejor posición para centrarnos en los demás.

La paradoja es que ser buenos con nosotros mismos nos ayuda a ser buenos con los demás, mientras que ser malos con nosotros mismos solo se interpone en el camino. Además, hay gran cantidad de investigación que demuestra que la autocompasión ayuda a las personas a cuidar a otros genuinamente.

Cuidarnos de nosotros es una tarea mucho más difícil que cuidar de los demás, especialmente para aquellos que no tuvimos un referente claro al crecer o no nos han enseñado cómo hacerlo.

Sin embargo, si al final del día no satisfacemos nuestras necesidades personales, quedará muy poco para los demás. Podríamos terminar desarrollando lo que llamamos en la práctica de alimentación consciente, Hambre de Corazón, que es una necesidad de llenar un vacío, no en el estómago sino en el corazón. El hambre del corazón se satisface con una sensación de intimidad y conexión con nosotros mismos.

Calmarse con la comida es una forma de cuidarnos. Sin embargo, cuando la comida es la única forma de calmarnos, perdemos la capacidad de elegir y esto se vuelve disfuncional.

A medida que desarrollamos la práctica de autocompasión, aprendemos a desarrollar otras formas de autocuidado.

Ningún alimento puede jamás satisfacer esta forma de hambre. Para satisfacer el hambre de nuestro corazón, debemos aprender a nutrir nuestro corazón diariamente, y la autocompasión es el mejor ingrediente.

6 comentarios en “Los Mitos de La Autocompasión”

  1. Cuca. muchísimas gracias por este artículo. Es una maravilla. En mi caso, me hace un repaso muy importante de lo que llevo trabajando estos últimos años contigo de la mano. Qué difícil es aplicar estos conceptos con la vida que llevamos pero qué necesarios son. Un abrazo

    1. Y todo lo que ya llevas integrado Miren… este es un buen momento para mirar hacía atrás temporalmente y tomar conciencia de todo lo que has caminado, lo que has ido soltando y lo que naturalmente se ha ido integrando en ti.
      Cierto es que la vida pasa tan rápido que nos atrapa, nos secuestra y a veces apenas podemos levantar la cabeza del camino para observar. Poco a poco Miren. Paso a paso, respiración tras respiración, bocado a bocado solía decir mi maestra. Feliz domingo Miren!

  2. Buenos días,
    Leyendo el artículo he podido ver dónde se produce la integración entre la autocompasión y la práctica de la alimentación consciente. Me he dado cuenta de que esta integración es esencial…
    Muchas gracias Cuca.

    1. Muchas gracias Mónica. Comparto contigo este sentimiento. Escribirlo me ha ayudado a profundizar un poco más en la necesidad de esta integración. Como decía una compañera mía, son las dos alas de un mismo pájaro. Feliz Domingo Mónica

  3. Querida Cuca,
    Precioso artículo.
    No aprendí a cuidar de mí amorosamente en mi niñez, en mi adolescencia, en mi juventud… Interioricé una voz crítica tan «estridente» que, adulta, me ha hecho creer muchas veces que estaba rota, que había error en mí. A caricia, que no a golpe, de autocompasión voy creando espacios de amabilidad para conmigo; voy sabiendo que aunque otr@s no puedan, o yo misma no siempre sepa, comprender mis reacciones internas, mis emociones, mis sombras, mis impulsos, eso no significa que haya nada malo en mí . Soy inocente. Sólo tengo hambre. Y como tú tan bien dices, el hambre del corazón se satisface con una sensación de intimidad y conexión con nosotros mismos. Degustaré la autocompasión como principal ingrediente. Es mi intención.

    1. Mi querida Paz, muchas gracias por tu aportación, tan profunda como tu corazón. Tus palabras resuenan y generan eco. Son tan familiares! Esta es ahora nuestra tarea, aprender que significa verdaderamente autocuidado en esta etapa de nuestra vida. sin exigencias o metas. Simplemente recorriendo el camino despiertas y acompañadas. Que siempre sabe más dulce!

      Un beso y seguimos camino!

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